Estudiantes de Ingeniería UMAG fueron desafiados a salvar huevos de gallina lanzados desde gran altura

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Estudiantes de Ingeniería UMAG fueron desafiados a salvar huevos de gallina lanzados desde gran altura

-En su tercer año de realización, la actividad “Salvemos a los huevos” permitió a alumnos y alumnas de primer año probar técnicas de papiroflexia para crear complejas estructuras de protección.

Paracaídas, estrellas, cubos y conos fueron algunas de las estructuras utilizadas por estudiantes de primer año de las carreras de Ingeniería Civil e Ingeniería en Construcción para salvar la integridad de sus tripulantes a bordo: huevos de gallinas que fueron arrojados desde gran altura al interior del patio techado de la Facultad de Ingeniería de la Universidad de Magallanes.

En su tercer año de realización, la actividad “Salvemos a los huevos” convocó a cerca de 70 estudiantes, quienes fueron desafiados a armar pequeñas estructuras de papel utilizando la técnica de la papiroflexia (también conocida como origami) que permitiesen el resguardo de los huevos, los que fueron lanzados desde una plataforma elevadora a alturas que variaban entre los cinco y siete metros, dependiendo de la nota a la que optaban. 

Los alumnos y alumnas de las carreras de Ingeniería tuvieron poco más de un mes para pensar y probar sus estructuras antes de su presentación final. Las naves finalmente fueron armadas en el patio techado de la Facultad y evaluadas por docentes de la Facultad. Luego, cada representante de los 25 grupos conformados tuvo que colocarse implementos de seguridad para subir a la plataforma elevadora y lanzar sus prototipos al vacío. Este año, solo un tercio de los huevos sobrevivió sin ningún tipo de daños.

Cristopher Arias y Juan Haro, estudiantes de Ingeniería Civil de primer año, realizaron un globo aerostático de gran tamaño, luego de desechar una primera idea de caja modular. Luego de varios intentos y modificaciones, lanzaron su estructura desde el Cerro de la Cruz. Su idea funcionó: el huevo en su interior resultó ileso. En la presentación del miércoles frente a sus compañeros repitieron el éxito, llevándose la nota máxima.

“Le pusimos mucho esfuerzo a este proyecto, nos desvelamos armando esta nave, así que estamos contentos porque también nos gusta hacer ideas alocadas”, comentó Cristopher, mientras que Juan agradeció a su padre, quien le dio la idea de amortiguar la caída del huevo realizando un canasto similar a los de mimbre.

“Para nosotros es sumamente importante que nuestros estudiantes no solo tengan una formación tradicional, sino que también sean profesionales que desarrollen su imaginación y creatividad, necesitamos que nuestros futuros ingenieros busquen soluciones nuevas y atingentes a la sociedad actual”, comentó Claudia Ojeda, arquitecto calculista, académica de la Facultad de Ingeniería y organizadora de la actividad.

La académica agradeció el compromiso de sus estudiantes, acotando que en esta actividad si bien hay una nota en juego, no hay reprobados.

Ojeda destacó la importancia de que los estudiantes interactúen con técnicas como la papiroflexia, un arte japonés que se abre cada vez más en el mundo de la ingeniería para buscar soluciones prácticas. Los patrones de pliegues han permitido una manipulación innovadora en la forma, el movimiento y propiedades de diferentes materiales, desde piezas de automóviles filtros de máscaras faciales y hasta células vivas. Inclusive, instituciones internacionales como la NASA buscan expertos en origami para la fabricación de escudos anti-radiación y radiadores plegables para controlar la pérdida de calor en naves espaciales tripuladas.