UMAG tramita patente de invención mecánica y potencia creatividad para transferencia tecnológica

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La Dirección de Innovación atribuye el logro a su trabajo de más de un año promoviendo la cultura de la propiedad intelectual, a través de una orgánica y un sistema que favorecen la creatividad académica. 

La solicitud realizada a INAPI surgió de la creación de un académico especializado en Mecánica de Fracturas, que llegó a trabajar a la Universidad a principios de este año.

“A lo mejor es algo de familia, porque mi bisabuelo paterno creó su propio avión en Río Bueno, una ciudad chiquitita en la región de Los Ríos. Le regalaron un motor de estas lanchas de los gringos, que andan a viento, y con eso hizo su avión. Estuvo mucho tiempo diseñando las hélices; las tallaba y las conectaba al motor, y ensayaba en un manzano que está en la casa”, cuenta Egon Delgado Ramírez, académico del Departamento de Ingeniería Mecánica de la Universidad de Magallanes (UMAG). Siente que ese mismo espíritu inventivo lo llevó a sus 10 años, a pedirle a su papá mecánico automotriz que lo dejara arreglar una bicimoto de 50 cm3, desafío que logró reemplazando unos rodamientos quebrados en el cigüeñal.

Delgado responde así a la pregunta del origen de su creatividad, aplicada sobre un torno universal de la unidad académica donde trabaja, para convertirlo en una herramienta donde también efectuar ensayos sobre probeta. Su idea surgió de la necesidad de contar con una máquina que permitiera medir la fragilidad de los materiales en el laboratorio de la Facultad de Ingeniería, y hoy tiene a la Universidad solicitando una patente de invención al Instituto Nacional de Propiedad Industrial (INAPI Chile). 

Más que un torno

“Hice mi doctorado en Brasil (Universidad Federal de Río de Janeiro), justo en la pandemia. Me fui a Antofagasta a trabajar en una empresa como ingeniero de proyecto (Molyb filial Codelco), hasta que me llamaron de la Universidad (de Magallanes)”, cuenta Delgado. Es Doctor en Metalurgia y Materiales, especializado en Mecánica de Fracturas, un área que surgió en los años ’60, ’70, “porque en la II Guerra Mundial hubo muchos barcos que se fracturaron en el medio, y nadie sabía por qué”. En Chile, asegura, su especialidad no es muy conocida. “Somos dos o tres profesores en todo el país. Hay uno en Santiago, otro que se está jubilando, y yo”.

En esa área, hace falta maquinaria “que te dice cuánta carga va a soportar el material cuando tiene una fisura”, explicó. Esas máquinas estaban a su disposición en Brasil, pero no existían en la UMAG, y dado su valor aproximado de 500 mil dólares, optó por intervenir un torno para generar fatiga. “Cuando yo tengo esa fisura, después la ensayo cargándola en tres puntos. Y la probeta se empieza a rasgar y a abrir, y a partir de eso obtengo curvas y algunos parámetros que son de interés. Después, con la máquina de tracción universal que ya tenemos, yo puedo hacer mi ensayo de fractura”, detalló.

Consultado por las posibilidades de transferir esta patente, responde que no sabe “si es tan comercial en estos momentos. De hecho -dijo-  tengo que tener primero resultados, ensayos”. Pero cree que servirá para otras universidades, centros de investigación o colegas que no tienen muchos recursos para comprar una máquina, pero sí una patente. Además, Delgado afirmó que “si puedo aportar a indicadores que necesite la Universidad, sería espectacular, pero yo no lo estoy haciendo porque quería patentar. Simplemente lo hice porque lo necesito”.

Una deuda con la innovación

“Es un logro de la Dirección de Innovación”, aseguró, orgulloso, su director, el Dr. Sergio Radic Schilling. Lo atribuye, especialmente, a la sistematización del Comité de Propiedad Intelectual, a partir de la nueva administración rectoral. “Nosotros tenemos una sola patente en la historia de la Universidad, que partió el 2003 y caducó en octubre de este año. Era para determinar el nivel de lodo en una planta de sedimentación, y fue creada por los académicos José Retamales Espinoza, Sergio Villegas y Roberto Cárdenas Dobson”, agregó el Dr. Radic. 

“Cualquier avance en esta área es importante”, añadió el representante de la línea de investigación Ciencia Antártica y Subantártica en dicho Comité, el académico Rolando Aguilar. “Durante años hubo gente que sí tenía intención de evaluar al menos la posibilidad de una patente, y no existía el reglamento, no existía nada”. La satisfacción también se funda en proyecciones financieras, pues una patente puede servir de garantía para obtener créditos en una entidad bancaria, y traer ingresos si se licencia y facilita a un privado que la explote, a través de un porcentaje de sus ingresos. “Conocí algunos departamentos en universidades de Estados Unidos cuyo principal ingreso era por una patente específica que estaba en el mercado”, comentó Aguilar. 

Proceso de patentamiento universitario

El proceso para patentar en la UMAG se ha simplificado y sistematizado al máximo. El Comité de Propiedad Intelectual sostiene una reunión al mes, donde sus 9 integrantes analizan todos los reportes de revelación de invención enviados por el estamento académico, y reunidos por la Oficina de Transferencia y Licenciamiento (OTL UMAG). “En caso de aprobación, enviamos los antecedentes a una consultora de propiedad intelectual que tenemos contratada en Santiago. Ellos nos hacen un estado del arte de cada tecnología y, si el informe es favorable, hacemos la solicitud de patentes, registros de marca, modelos de utilidad y diferentes alternativas de propiedad intelectual, en INAPI”, comentó Radic. 

El abogado Pedro Herrera, integrante de la OTL junto a la profesional Carolina Arango, José González y Fernanda Álvarez, es quien presenta los antecedentes al Comité. “Lo que hace el área legal, es analizar si esta tecnología existe en alguna parte del mundo o no, y si cumple con los requisitos mínimos para patentar”, declaró. También informó que han recibido 22 reportes de revelación de invención. Además de la solicitud de Egon Delgado, el Comité ha aprobado otras 5, las cuales se encuentran en proceso de redacción de patente de invención.