El seminario contó con la destacada ponencia del Dr. Jesús Palacios, catedrático de Psicología Evolutiva y de la Educación en la Universidad de Sevilla y autor de obras influyentes como “Familia y Desarrollo Humano” y “Desarrollo Humano y Educación”. El Dr. Palacios subrayó la importancia de identificar y abordar de manera oportuna los factores sistémicos que contribuyen a comportamientos perjudiciales en el entorno familiar, como el consumo de alcohol y drogas por parte de los padres, la falta de habilidades parentales transmitidas de generación en generación, y la ausencia de espacios de descanso tanto individuales como familiares. En este contexto, el académico enfatizó la necesidad de un enfoque interdisciplinario que involucre tanto al sector público como al privado para garantizar estándares más elevados en salud, educación y bienestar, beneficiando así tanto a las iniciativas preventivas como a las intervenciones que puedan requerir las familias.
Por su parte, el expositor Dr. Rodrigo Cárcamo, Doctor en Psicopatología del Desarrollo e investigador titular de la Universidad San Sebastián, resaltó la importancia de la sensibilidad afectiva de los cuidadores en el proceso de autorregulación de los niños, niñas y adolescentes, lo que influye de manera directa en su desarrollo emocional y social. Destacó que, en el contexto de las dinámicas sociales y laborales contemporáneas, el rol de cuidador no se limita únicamente a la infancia y adolescencia bajo la custodia del Estado, sino que abarca otros vínculos significativos que se pueden establecer durante la infancia, como los que establecen educadores de párvulos y docentes con sus alumnos.
Gabriela Muñoz Navarro, directora nacional del Servicio de Protección Especializada a la Niñez y Adolescencia, participó en un panel de expertos para responder a las preguntas de los asistentes. En su intervención, la autoridad destacó la importancia de eventos como este para la región, señalando que “el Servicio está en un proceso de transformación profunda, que viene a hacerse cargo de vulneraciones históricas y en donde espacios como estos, nos permiten reflexionar, profundizar y validar el camino que estamos corriendo, poniendo en valor los aprendizajes y experiencias nacionales e internacionales, para empujar con fuerza los cambios urgentes que los niños, niñas y adolescentes que han sufrida graves vulneraciones, necesitan”.