La primera generación de autoridades post dictadura comenzó a regir el futuro de CHILE, y con una serie de desafíos y promesas que deberá cumplir. Un gobierno distinto y esperanzador.
Desde uno de los balcones del Palacio de la Moneda, mirando hacia la Plaza de la Constitución, el recién asumido Presidente de Chile, Gabriel Boric Font, realizó esta tarde su primer discurso oficial dirigido a la nación en el que remarcó las principales demandas ciudadanas como la salud, la sequía y el endeudamiento por la educación, entre otros.
«Chilenas y chilenos. Habitantes de nuestra patria. Pueblo de Chile: esta tarde, por primera vez les hablo como Presidente de la República; como Presidente de todas y todos los que habitamos este país que tanto queremos a Chile, que ha sufrido tanto y que tanas alegrías nos ha dado. Gracias infinitas por darme este honor», dijo el ex diputado y antiguo líder estudiantil al comienzo de su alocución ante miles de seguidores que le esperaron por horas tras la solemne ceremonia, en Valparaíso, donde recibió la banda presidencial y prestó promesa «ante el pueblo y los pueblos de Chile».
Nacido en 1986 en la austral ciudad de Punta Arenas (Región de Magallanes), Boric se convirtió, a sus 36 años, en el gobernante más joven de la historia del país.
En su discurso, Boric relevó el trabajo de la Convención Constitucional y se comprometió a acompañarla «de manera entusiasta».
Al respecto, subrayó la necesidad de reemplazar la actual Carta Magna, vigente desde la dictadura de Augusto Pinochet, con «una Constitución que nos una, que sintamos como propia, una Constitución que nazca en democracia», destacó.
En otro orden, prometió «redistribuir» la riqueza en Chile, uno de los países más desiguales del continente.
Al cierre de su primer discurso, Boric confesó que asume «con humildad, con consciencia de las dificultades el mandato que ustedes me han confiado. Lo hago también con la convicción de que sólo en la construcción colectiva de una sociedad más digna podremos fundar una vida mejor».
«En Chile no sobra nadie. La democracia la construimos juntos y la vida que soñamos sólo puede nacer de la convivencia, el diálogo, la democracia, la colaboración y no la exclusión. Sé que en cuatro años más el pueblo de Chile nos juzgará por nuestras obras y no por nuestras palabras. Hoy era necesario hablar y mañana, todos juntos a trabajar», abogó el Presidente.
«Como pronosticara hace casi 50 años Salvador Allende, estamos de nuevo, compatriotas, abriendo las grandes alamedas por donde pase el hombre y la mujer libre, para construir una sociedad mejor. Seguimos. ¡Viva Chile!», concluyó, ante los vítores de sus seguidores.