DIPLOMADO ANTÁRTICO CELEBRA UNA DÉCADA CON MÁS DE 700 PERSONAS TITULADAS.

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El Diplomado Antártico de la Universidad de Magallanes (UMAG) cumple diez años de historia, con un enfoque académico y práctico que ha atraído a un creciente número de estudiantes interesados en el continente blanco. Desde su creación en 2013, el programa ha experimentado una notable evolución, pasando de estar destinado sólo a académicos, a incluir a operadores antárticos, investigadores y profesionales de otras áreas como el turismo.

“Inicialmente, el diplomado partió solo para académicos”, explicó la coordinadora Magaly Vera Palacios. “Pero ya al año siguiente, sumamos a operadores antárticos. Esto le dio otra característica al programa, porque ellos complementan toda la parte logística, y aportan un conocimiento real sobre cómo llegar a la Antártica y qué hacen los investigadores allá”, agregó.

a incorporación de estos profesionales ha sido uno de los aciertos más destacados del diplomado, lo que ha permitido una mayor diversidad y riqueza en el aprendizaje. “Cada vez se ve que hay un mayor conocimiento antártico, y comprobamos cada año que hay más interés en participar. Iniciamos con 13 alumnos, y al año siguiente ya teníamos salas con 35 estudiantes, e incluso 40 en promedio”, detalló  la integrante del Centro de Investigación Gaia Antártica (CIGA) de la UMAG.

El diplomado, que comenzó de manera presencial, también se adaptó rápidamente a las restricciones impuestas por la pandemia en 2020. “No quisimos detener el diplomado, así que hicimos una versión muy artesanal y virtual. Esta versión comenzó a tener éxito por sí sola, y ahora hemos generado compromisos con Ciencia 2030, lo que ha permitido que alumnos de distintas universidades participen”, explicó.

Hasta la fecha, cerca de 750 personas han sido certificadas a través del diplomado. “Nuestra proyección es mejorar lo que tenemos, incluir nuevas herramientas, especialmente en el área virtual, y mantener el formato simple que siempre ha sido nuestro encanto. Invitamos a académicos e investigadores de distintas facultades para que compartan lo que saben hacer en la Antártica, y eso ha gustado mucho a los estudiantes porque cada día es distinto”, concluyó la coordinadora.