En el marco de la conmemoración del Día Internacional del Trabajador y la Trabajadora, la candidata a constituyente por la Coordinadora Social de Magallanes reafirmó la necesidad de visibilizar el trabajo no remunerado que realizan las mujeres y su aporte a la economía del país: “Trabajadoras somos todas”, remarcó.
“Cuesta creer que ante un nuevo 1° de Mayo tengamos este 2021 la misma urgente reivindicación de las feministas de los ‘60 y que además, alcance un estado tan extremo en esta era pandémica, en medio de remuneraciones de miseria, teletrabajo, y nulo avance en la corresponsabilidad”, declaró la candidata feminista a Constituyente Elisa Giustinianovich Campos.
“Son décadas de movimientos sociales y de mujeres que han buscado reconocer y valorizar este trabajo, no sólo porque quisiéramos una retribución económica por éste, sino porque cuando logremos conocer su incidencia en la productividad y en la riqueza del país, podremos comenzar a adecuar las políticas públicas y el rol del Estado en torno a este principio que debería ser el rector fundamental de la organización social”, recalcó la también vocera de la Coordinadora Feminista de Punta Arenas.
Hace dos años Comunidad Mujer publicó el Primer Estudio Nacional de Valoración Económica del Trabajo Doméstico y de Cuidado No Remunerado en Chile, en el que se estimó el aporte de las mujeres al Producto Interno Bruto en un 21,8%, superando por mucho cualquier otra clase de actividad económica, como la minería por ejemplo, que en promedio aporta un 15% al PIB. “Entonces ¿Por qué se sigue invisibilizando el trabajo productivo y reproductivo? ¿Por qué no vemos a las mujeres trabajadoras no remuneradas negociando colectivamente y recibiendo bonos millonarios por término de conflicto?”, cuestiona Giustinianovich.
Mientras en 2020 la participación laboral formal femenina retrocedió 10 años; el 57% de los hombres destinaron 0 horas al cuidado de niñas y niños semanales en comparación a las 14 horas promedio de las mujeres, según el Centro de Encuestas y Estudios Longitudinales. “La pandemia no hizo más que agudizar la profunda desigualdad y carencias de la población y con especial violencia contra las mujeres jefas de hogar, quienes debieron además sumar una tercera jornada laboral destinada a la formación de niños, niñas y adolescentes en casa”, explica Giustinianovich, añadiendo: “ A nivel nacional, aún faltan casi 900 mil empleos por recuperar por la pandemia, de los cuales 500 mil corresponden a mujeres, y entre ellas, 95 mil son de compañeras que trabajan en servicio doméstico, cuyo ingreso promedio de $375 mil además, por poco supera el mínimo”.
Desde la Plataforma Feminista Constituyente y Plurinacional, la cual reúne a candidatas feministas independientes de todo Chile, ya están ultimando un mandato para llevar a la discusión constituyente por quienes salgan electas, el cual contempla como primer enfoque el reconocimiento de los Cuidados como principio rector de la organización social, basándose en Constituciones como la de Uruguay, Ecuador e Irlanda. Esta última reconoce en su Carta Fundamental el que “con su vida en el hogar, la mujer otorga al Estado un apoyo sin el cual no puede alcanzar el bien común”.
“El trabajo doméstico y de cuidados, son trabajos necesarios para que se sostenga el conjunto de la sociedad y por lo tanto deben ser socialmente sostenidos. No puede ser un problema privado que resuelven solo las mujeres, especialmente en un país donde los padres deudores de pensión alimenticia alcanza el 80%. Y esto debe venir de la mano con un Sistema de Seguridad Social Integral que no es compatible con el actual sistema de capitalización individual”, puntualizó Giustinianovich.