Este viernes 30 de septiembre, Miriam Torres Montiel, cumplirá su último día de trabajo en Gasco Magallanes, empresa a la que le dedicó 41 de sus 62 años. Nacida en Punta Arenas, hija de Jorge “El Choche” Torres, antiguo repartidor de leche “en carretas de caballo del barrio Prat” y de la dueña de casa Olga Montiel, Miriam ha sabido ganarse el reconocimiento de sus compañeros de trabajo y de los clientes de Gasco Magallanes con quien compartió por más de cuatro décadas.
“Toda mi vida he estado acá. Siempre me ha gustado trabajar y me ha dado la satisfacción de tener mi casa y educar a mi hija. He tratado de aprender y absorber todo lo que he aprendido. Me dicen que estoy casada con Gasco”, reflexiona esta Técnico en Administración del Duoc, hermana de Jorge Torres, exdocente y ex inspector del Colegio Francés.
En 1979 ingresó a trabajar al área de distribución de gas natural en la Empresa Nacional del Petróleo (Enap) y el 30 de junio de 1981 se incorporó a Gasco Magallanes en donde se desempeñó en las áreas de Contabilidad y Gas Licuado de Petróleo (GLP). “Ya es hora de que me retire, por la edad, pero me gusta lo que hago, Gasco Magallanes es una gran empresa en mi vida”, dice con una sonrisa, pero con la voz quebrada al mismo tiempo que recuerda a compañeros de trabajo que la acompañaron por muchos años como Cerón Uribe, el primer capataz de Gasco Magallanes, Sergio Soto, ex Jefe de Distribución, María Angélica Reyes, ex Secretaria de Gerencia y de Francisco Javier Frontaura, ex Gerente General de la empresa.
En sus horas libres, Miriam se dedicó a su otra gran pasión, el canto, herencia de su familia materna quienes acompañaban las reuniones sociales con un acordeón, piano y guitarras. Recuerda su paso por el Festival de la Familia del Liceo María Auxiliadora, donde estudió enseñanza básica y media, por la Sociedad Coral de Magallanes dirigida por Enrique Elizondo, y, desde 2004, en la Sociedad Española en donde interpreta sevillanas y habaneras en su tono de soprano.
Sus planes a futuro son descasar e “ir a visitar a mi hermano que vive en Perú y luego buscar alguna actividad complementaria al canto. Tal vez hago una pyme para elaborar helados, otro de mis gustos”, dice sonriendo y agrega un mensaje para las nuevas generaciones: “que sean perseverantes y que absorban todo lo positivo, aprendan a amar su trabajo.”
Finalmente, Miriam pide, especialmente a sus compañeros de trabajo, que “me recuerden como una persona buena onda, servicial, que me extrañen. Yo creo que sí me van a extrañar porque les preparo el café a los chicos.”