500 GALLINAS PONEDORAS ASEGURAN HUEVOS FRESCOS PARA HABITANTES DE PUERTO WILLIAMS.

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Pleno invierno: La nieve pasa la rodilla y el canal Beagle parece una taza de leche. Con temperaturas bajo cero, ocho usuarios de INDAP entregan huevos frescos a los cerca de 3 mil habitantes de la austral ciudad.  “La clara es más espesa y lo mejor está en el sabor. Se nota altiro que son frescos y la gente los reconoce. Pese al frío, todavía mis gallinas están dando al menos un huevo al día”, contó María Muñoz, agricultora y productora avícola destacada en el sector de huertos familiares de la comuna de Cabo de Hornos.

«Hace 20 años, cuando llegué con mi marido a vivir a Puerto Williams, solo una señora tenía veinte gallinas, pero el visón se las comió todas y nos quedamos sin huevos frescos en el pueblo». Así, María Muñoz resume la historia avícola de la pequeña localidad situada a orillas del canal Beagle. Este episodio se convirtió en un desafío personal para ella, impulsándola a construir su propia trayectoria en la crianza de aves.

Hoy en día, hay poco más de 500 gallinas ponedoras en toda la isla. Es todo un récord, considerando las permanentes temperaturas bajo cero y los constantes depredadores.

María es una de las agricultoras y productoras avícolas usuarias de INDAP que está comprometida por entregar huevos sanos y frescos.  Originaria de la isla Butachauques, en Chiloé, llegó a la isla hace 20 años, después de haber vivido en Punta Arenas. «Nos vinimos por trabajo. Mi esposo es carpintero de profesión y encontró empleo en la construcción. Me gustó mucho Puerto Williams en ese entonces era más bonito que ahora. El clima ha cambiado bastante, pero como somos chilotes, seguimos con la agricultura y criando gallinas», dice orgullosa María que tiene más de cien de la raza Isa Brown.

Son gallinas sin gallos, porque son ponedoras. Y es que estas aves empiezan a poner huevos tras alcanzar la madurez, cuando liberan ovocitos. De tal modo, es un proceso natural como el de los mamíferos que tienen la menstruación.  La presencia de un gallo es necesaria solo para fertilizar los huevos si se desea criar pollos.

Otro productor destacado es José Alejandro Gallardo, nació en la comuna de Chonchi, en la Isla Grande de Chiloé, y desde allí se trasladó a Puerto Williams.  Actualmente, se dedica a la producción de hortalizas hidropónicas y la cría de aves, con más de 120 gallinas ponedoras, una actividad que ha ido creciendo y generando frutos con el tiempo.

“La alimentación es lo más importante para tener huevos de buena calidad. Y nuestras gallinas comen bien. Su alimento lo complemento con arroz, maíz molido y papas”, explicó.

Según Manuel Ulloa, Máster en Recursos Naturales y jefe del Prodesal de Cabo de Hornos, el incremento tiene tres razones principales: el esfuerzo de los productores, la calidad de los gallineros y la buena adaptación de la raza.

“Acá se dio la regla colonizadora: siembra, cerdo y gallina… Y si bien, se perdió, aunque en el pasado nunca hubo más de 100 gallinas en toda la isla, hoy estamos frente a un récord. Y la estrategia principal fue habilitar gallineros acordes a las necesidades, y gestionar a través de INAP la compra de gallinas Isa Brown que son principalmente ponedoras, con buena adaptación a las condiciones climáticas extremas y siempre manteniendo el libre pastoreo”, aseguró Ulloa.

Se trata de gallineros de 24 metros cuadrados, con radier profundo, mallas e iluminación, “una casa ideal” para atender a la raza Isa Brown.  Si bien el costo supera los 5 millones de pesos aproximadamente, la estrategia hasta ahora da buenos resultados y permite frenar el ataque de los depredadores que afectan a los productores.

De igual forma, Ulloa destacó la alianza entre el Prodesal de INDAP y la Municipalidad de Cabo de Hornos.  “Tenemos excelentes resultados, no solo en la protección de la avicultura contra depredadores, sino también en diversas áreas. Gracias a esta colaboración, se han implementado proyectos efectivos y sostenibles que benefician a los agricultores y productores locales, fortaleciendo la economía rural y mejorando la calidad de vida en la comunidad. Esta sinergia demuestra el impacto positivo que puede tener el trabajo conjunto entre instituciones públicas para el desarrollo integral de la región”, precisó.

Autoabastecimiento

A pesar de las temperaturas bajo cero, la mayoría de las gallinas continúa poniendo huevos. El costo de una bandeja de treinta y seis alcanza los 10 mil pesos para los habitantes de la isla.

El director regional de INDAP, Gabriel Zegers, resaltó el apoyo a los agricultores de esta zona extrema, enfocado en fomentar la soberanía alimentaria y proporcionar la infraestructura y conocimientos necesarios para mejorar la alimentación, salud y calidad de vida de los habitantes de Magallanes. 

«Hemos puesto el foco en una agricultura familiar campesina que sea el motor del desarrollo local, tan eficiente como rentable y capaz de construir un paisaje rural resiliente y equitativo. Inversiones integrales y de calidad como éstas, permiten la producción continua durante el año y reducen los riesgos de producir algo tan esencial y nutritivo como los huevos. Para esto, es fundamental establecer una colaboración coordinada con diversas instituciones y garantizar un acceso adecuado a recursos adicionales», destacó Zegers.

Este enfoque refleja la necesidad urgente de fortalecer la colaboración entre INDAP y el Gobierno Regional. “Con el respaldo del Ministerio de Agricultura, es crucial alcanzar un convenio que permita dotar de mayores recursos a la agricultura en la zona austral. Esto no solo beneficiaría a los agricultores locales, sino que también contribuiría significativamente a mejorar la seguridad alimentaria y la calidad de vida de los habitantes de Magallanes”, precisó Zegers.

La isla, con una extensión de 2.528 kilómetros cuadrados, alberga una población que no supera los 2.700 habitantes según el último censo. En ella, 44 usuarios de INDAP participan activamente en el PRODESAL Cabo de Hornos, centrados en la producción hortícola, avícola, forestal, ganadera y artesanal.